J. Y. / Ciudad Real
Desde los inicios del planeta siempre ha aportado beneficios a la madre
tierra, nutriendo y abonando el suelo del que salía el alimento paras todas las
especies de la naturaleza.Se trata de la lombriz de tierra, un pequeño animal
que tiene un importante papel transformador en el ciclo de la vida, tal y como
ya descubrieron los egipcios, en cuya cultura antigua hay decenas de
testimonios sobre la labor del gusano en la cadena trófica. De alguna manera,
la lombricultura actual (cría intensiva de la lombriz roja de California) se ha
ido apuntalando sobre los usos agrícolas de culturas milenarias, a tenor de los
legados científicos de naturalistas y biólogos, a los que se suman las
prácticas transmitidas de generación en generación por los agricultores como
verdaderos activistas de los ecosistemas naturales.
Esta actividad, de cuya explotación se obtiene el valorado humus de
lombriz, es poco conocida en España fuera del ámbito agrícola, aunque en los
últimos meses está más presente en los medios gracias a la Asociación
Española de Lombricultura (ASESLOM), que preside el moraleño José Agustín
Molero, que ha diseñado un plan de actuaciones que iniciarán este mismo año.
Molero explica que la producción de humus de lombriz es una técnica
ancestral que representa una solución al reciclado de residuos animales y
vegetales, y que posibilita un fertilizante 100% sostenible que combate la
contaminación.Puede elaborarse en forma sólida y líquida, tal y como lo
elaboran desde ‘Mancha Verde’, la empresa que encabeza Molero junto a su
hermano en la localidad de Moral de Calatrava, dirigido a mejorar lapreparación
de suelos para albergar todo tipo de cultivos: leñosos, hortícolas, o frutales,
además de para usos en jardinería o espacios deportivos.
El humus que enseña Molero tras su secado y filtrado tiene un aspecto
similar a la tierra, y es “suave, ligero e inodoro”, con altos contenidos
de elementos como el carbono, el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, o el
fósforo, además de una gran concentración de microorganismos, que todo reunido
conforma una base de nutrientes óptima para intensificar el crecimiento
vegetal.
Por ello, el proceso de transformación de los residuos es tan natural como
atractivo pues “el secreto del humus es la flora microbiana que contiene”, dado
que la lombriz en su microclima (permanentemente oscuro –su enemigo es la luz-y
húmedo)“abre la boca y engulle el alimento orgánico del suelo mientras se
mueve, que luego excreta”. Molero comenta como curiosidad la “voracidad” de
estos animales de un gramo de peso, con una alta capacidad digestiva que les
permite ingerir cada día su peso en comida.
Los dos lombricarios de la granja de Molero están dispuestos en lomos de 80
metros de largo por metro y medio de ancho, que reciben alimento orgánico cada
mes y medio y que permanecen humedecidos gracias al sistema de riego por
microaspersión que expande el agua procedente de sendos pozos.
En la explotación transforman estiércol de vaca y oveja, su principal
materia prima, y mueve un volumen anual de cinco millones de kilos que, una vez
reducido al 30% por la fermentación y hasta un 60 % por el trabajo de las
lombrices, se convierte en dos millones de kilos de humus de lombriz(sólido con
aspecto de tierra, y peletizado), una producción que casi duplicará a finales
de este año (hasta los 3,5 millones), tras la puesta en marcha del segundo
lombricario y el nuevo aprovechamiento con residuos de oliva.
El fuerte de sus ventas, principalmente a almacenes y cooperativas, lo
registran entre los meses de julio a noviembre, y cuentan con
distribuidores en Galicia, Cáceres y Almería, una red que próximamente ampliarán
con una nueva delegación en Murcia.
De las instalaciones de esta firma de fertilizantes, con tres décadas de
actividad, salen también estiércol cribado y sustratos para diferentes
aplicaciones, además de comercializar otros productos como arcilla expandida o
corteza de pino.
El potencial de los excrementos de los gusanos en la transformación y
renovación del terreno fueron puestas en valoren el antiguo Egipto tras
observar la relación entre los gusanos de tierra y la fertilidad del Valle del
Nilo. “Consideraban tan importante la labor de las lombrices en los campos, que
a quien pillaban robando le cortaban la mano”, ilustra Molero, que recuerda que
Charles Darwin fue uno de los grandes estudiosos del comportamiento de estos
animalillos, cuyos avances compiló en ‘Formación del sustrato vegetal por la
acción de las lombrices de tierra.
En la época actual, expone Molero, Hugo Carter (familiar del que fuera
presidente de EEUU) se inició en la crianza de lombrices a mediados del siglo
XX “que criaba en un ataúd” y, al parecer, “publicaba anuncios en prensa para
vender su producción como abono ecológico y para cebo para pesca”. Más
recientemente, agrega, la Universidad de California ha desarrollado criaderos y
tesis sobre el desarrollo y el papel del gusano como productor de fertilizantes
y como proteína para el alimento de otros animales.
Fruto de estos estudios se desarrolló la eiseniafoetida, un híbrido
conocido como lombriz roja de California, “con una gran capacidad reproductiva
y comercial” y una esperanza media de vida de 16 años. Molero explica que esta
especie es hermafrodita insuficiente, es decir, “tiene los dos sexos pero
necesitan copular entre ellas, y como son ovíparas,a los 21 días cada lombriz
pone un huevo (cocón), que eclosiona al mes y nacen entre dos y 20 crías”. A
los tres meses son sexualmente maduras, por lo que con cien en dos años su
población aumentaría hasta las más de 32.000.
No obstante, “si detectan sobresaturación, se autorregulan ante la amenaza
instintiva de falta de alimento y humedad”, incide Molero y asegura que “no
tienen ni transmiten enfermedades conocidas”.
Fuente Original:http://www.lanzadigital.com/news/show/el-campo/la-lombricultura-una-practica-ancestral-para-nutrir-la-tierra/92878
Fuente Original:http://www.lanzadigital.com/news/show/el-campo/la-lombricultura-una-practica-ancestral-para-nutrir-la-tierra/92878
No hay comentarios:
Publicar un comentario